Hola, hoy es miércoles 21 de
agosto y hoy he fumigado mis palmeras. El ultimo post lo realice el 14 de abril
y desde esa fecha no he aparecido por aquí. No es que haya dejado de interesarme este tema, nada de
eso. He estado vigilando la evolución del picudo y, aunque no lo crean, a esta
fecha, todavía, no he visto ninguno. Me resulta imposible iniciar una guerra
sin enemigo. Este inesperado comportamiento del picudo me está propiciando un
verano atípico
Hace dos veranos era fácil ver
gente con picudos enredados en el pelo. Era de escándalo. Disfrutaba y lo pasaba ‘pipa’ diseñando estrategias para
combatirlo. Este año, por lo menos en mis palmeras, no hay. No veo picudos, ni moscas,
ni mosquitos, ni avispas, ni abejas, ni saltamontes, ni escarabajos.
Un problema asociado, y no menos
importante, es que he dejado sin alimento al ejército de salamandras que hasta
ahora mantenían ‘a raya’ el control de estas plagas. Las veo por las noches en el exterior de la
vivienda, en los lugares iluminados, inmóviles, haciendo guardia y finalmente
retirarse sin haber cobrado ni una pequeña pieza.
Otro problema, no contemplado
hasta ahora, son las alondras, golondrinas, que siempre han venido al
atardecer, sobrevolando el jardín, haciendo piruetas acrobáticas, para
conseguir su deliciosa, supongo, merienda. Este año no han aparecido. Igual ocurre con los murciélagos, que siempre aparecían
después de retirarse las alondras, también han desaparecido. Sólo he visto uno
en todo el varano. Dio una vuelta y se marchó. Seguro que en su sistema de detección
de bichos comestibles apareció el signo negativo.
Y así, con este trajín, hasta otro día.